Las mujeres seguimos siendo las protagonistas, casi en exclusiva, en el trabajo de cuidados no remunerados. La incorporación de las mujeres al mercado laboral no ha ido acompañado de una corresponsabilidad por parte de los hombres, el estado y el empresariado.
Por todo ello reivindicamos:
Una sociedad en que tengan cabida todas las personas.
El reparto del trabajo, de todo el trabajo. Entendemos que compartir las responsabilidades nos dará una nueva perspectiva social cuyo eje principal sea el bienestar y no la economía.
Empleos dignos para todas las trabajadoras y trabajadores, estables, con salarios y horarios compatibles con el derecho a cuidarnos, cuidar y ser cuidad@s, con el tiempo de militancia y de ocio.
Mayores recursos económicos y humanos para la ampliación y mejora de la calidad de los servicios públicos en los que la ciudadanía tenga capacidad de decisión y gestión.
Ciudades accesibles y sostenibles que faciliten la convivencia y la corresponsabilidad en estas tareas.
En este día queremos recordar que hay:
Mujeres que emigran para trabajar cuidando a nuestros hijos e hijas y a nuestros mayores. Mujeres que han dejado a sus familias en sus países al cuidado de otras mujeres.
Mujeres que no pueden o dejan de trabajar porque con su salario no les llega para pagar a una persona que atienda a sus familiares dependientes.
Mujeres que dedican todos los días de su vida al cuidado de su familia en condiciones precarias y en solitario en muchas ocasiones, lo que les supone graves riesgos físicos y psíquicos.
Mujeres que hacen dobles y triples jornadas - laboral, doméstica y militante lo que les genera diversas patologías relacionadas con la salud emocional.
Mujeres que no pueden mejorar en sus empleos por el llamado «techo de cristal».
Cuidar es una responsabilidad social no sólo de las mujeres. Exigimos más servicios públicos de calidad y ayudas sociales para las personas dependientes.