Mujeres como Marta, a la que ningún médico ayudó a salir de la violencia tras trece años de agresiones. O como Nuria, que no pudo quedarse en la casa de acogida a la que llegó huyendo de su marido desde otra Comunidad Autónoma. Como María, que sólo logró interponer una denuncia tras dos días de “vuelva usted mañana” entre Policía Nacional y Guardia Civil. O Sonia, que se sintió indefensa con un abogado al que desconocía y que pactó sin su consentimiento.
Ellas nos lo contaron .
Julia tuvo peor suerte. No tuvo oportunidad de demostrar en un juicio rápido la verdad de sus agresiones por lo que se quedó sin la orden de alejamiento. Su marido la asesinó. Tampoco Susana: ahora su madre desesperada pide justicia porque nadie hizo nada por evitar que su marido la matara.
Cada vez son más las mujeres que denuncian: no podemos dejar que vean frustradas sus expectativas. Para que la Ley Integral sea una herramienta eficaz es necesario que se dote de recursos y que se pongan en marcha medidas encaminadas a hacer los derechos de las mujeres realidad.
Únete a Amnistía Internacional para pedir al Gobierno la puesta en marcha de las recomendaciones del informe «Más derechos, los mismos obstáculos» para acabar con la violencia de género.
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Foto: Rocío Carneros