El introducir cambios actitudinales desde la perspectiva género es novedoso, se ataca el mal desde la raíz, como son los comportamientos patriarcales y sexistas que generan la discriminación y la subordinación y con ella el nacimiento de la violencia de género. Las conductas machistas están arraigadas tanto en mujeres como en hombres y se debe realizar el cambio de mentalidad en ambos sexos.
La violencia de género es, en la gran mayoría, ejercida por el hombre hacia la mujer, en diversas situaciones como son violaciones, pederastia, abuso y acoso sexual y en concreto, el maltrato doméstico, el que se genera en la pareja que desencadena una cruel rueda de miedos, lesiones y en muchos casos muertes.
Las conductas machistas están profundamente arraigadas en toda la sociedad y son colectivos específicos como los de minorías étnicas o emigrantes quienes pueden sufrir doblemente esta lacra, por las tradiciones y creencias en que se ven envueltos y cuando hablamos de mujeres se añade el hecho de ser mujer.
Consideramos necesario dar a conocer a las mujeres las bases de su autonomía y emancipación, para que cuando se incorporen al entorno normalizado de la sociedad conozcan las pautas de comportamiento, así como una formación base de sus derechos y deberes como ciudadanas de primera.
Sabemos que muchas de las mujeres que están en prisión, han sido objeto de una presión por parte del hombre llevándolas muchas veces a sumergirse en un entorno oscuro, que las ha llevado a delinquir, a introducirse en el mundo de la prostitución, de la droga y del robo.
Creemos que el objetivo prioritario es evitar prioritariamente que las mujeres sufran violencia, pero también ocuparse de los varones que la ejercen, pueden ejercerla, la aplauden o no la condenan. Para ello es necesario deslegitimar y penalizar a los varones que la ejercen, pero también tenerlos en cuenta como sujetos posibles de intervenciones educativas y psicosociales de detección precoz, asistenciales o rehabilitadotas.
La experiencia internacional indica que estos programas deben ser específicos, alejados de la concepción del “maltratador” como «enfermo». Y dándolos un contenido específico, esto significa tener encuenta la particularidad de la violencia masculina contra la mujer. Desde la perspectiva de género -la más adecuada para entender el problema-.
Estos talleres son impartidos por profesionales de distintas especialidades todas ellas Agentes de Igualdad de Oportunidades, especialistas en temas de igualdad con una trayectoria muy dilatada en el campo de la igualdad así como en el tema de la violencia de género.
Los talleres cuentan con el apoyo de Instituciones Penitenciarias, y aunque no están financiados por ninguna entidad cuentan con el compromiso social de personas que voluntariamente quieren trabajar para erradicar esta lacra social.
La respuesta por parte del grupo de varones es muy encomiable pues asisten de modo voluntario y supone para ellos un rato de reflexión muy duro, pues supone romper esquemas muy arraigados, en el cual el debate y la controversia están servidos. El fruto es ni mas ni menos que la posibilidad de que descubran nuevas formas de pensar que se aportan desde una visión feminista de la sociedad y un cambio muy lento de actitud.
El trabajo con las mujeres es muy lento por su especial situación, preventivas, minorías étnicas, etc. Trabajando las habilidades sociales, desde iniciativas muy originales, ejemplo una sesión de magia y teatro, impartida por una payasa. Poco a poco se van viendo resultados, y lo mas importante se sienten protagonistas y acuden a los talleres, así por ejemplo, un próximo boletín, dedicado a ellas y realizado por ellas. Se ha conseguido tener un grupo vivo que reclama el taller como medio de adquirir herramientas hasta ahora desconocidas, ya que la perspectiva de género nunca es contemplada.
Marisa León de Vega - Foro Feminista